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Presentación de Julio Melendo en el Colegio de Médicos de Zaragoza, con motivo del 50 aniversario:

Unas palabras vamos a decir acerca de nuestra Universidad, de nuestra Facultad.

Tan sólo contemplando y gozando de su arquitectura, puede uno sentirse orgulloso de haber pasado por esas aulas, por esos pasillos, por esos laboratorios diseñados por uno de los arquitectos más maravillosos y magníficos que ha tenido Aragón: Ricardo Magdalena Tabuenca, en 1886 diseñó para todos nosotros, el edificio de la Universidad (Facultad de Medicina y Ciencias). Un edificio que causa asombro hoy día por su belleza y armonía (sabor aragonés, románico, renacentista, …).

Quisiera recordar edificios y monumentos de Zaragoza diseñados y realizados por Ricardo Magdalena: Museo Provincial, Casa Amparo, Matadero Municipal, Iglesia de las Hermanas de los Pobres (del barrio de San José), Iglesia del barrio de Garrapinillos, fachada del Teatro Principal de Zaragoza, Monumento a los Innumerables Mártires de la Plaza de España de Zaragoza, fachada de la Pastelería Fantoba (calle San Gil), remodelación y diseño del los Campos Elíseos de Zaragoza (hoy Paseo Sagasta), etc.

Por esa Facultad han pasado hombres ilustres, universales y de Aragón, y nosotros estamos orgullosos simplemente por haber pasado y vivido unos años, dónde ellos también los pasaron: Miguel Servet, F. Latassa, Hermanos Argensola, A. Rocasolano, J. Sinués y Urbiola, P. Apaolaza, I. Jordán de Asso, S. Ramón y Cajal, A. Piquer, José Martí, Grande Covián, Manuel Azaña, R. Royo Villanova, María Moliner, etc.

Aragón tuvo la suerte de tener un Instituto de Enseñanza Media (el Goya) en donde dieron clases personajes importantísimos de la Cultura española: Tres Profesores y alumnos que fueron mas tarde, directores de la Real Academia Española de la Lengua. Profesores magníficos: Filología: Blecua Teijeiro, Filósofos y poetas: E. Frutos Cortés. Sacerdotes ilustres: V. Tena Mateo Vicario General de la Diócesis de Zaragoza. Matemáticos: José Esteban Ciriquián, etc., y ellos sembraron, después, de alumnos, muchos de ellos, brillantes, las Facultades de Medicina, Ciencias y otras Facultades zaragozanas.

Desde el principio, desde su fundación por Reyes, Papas y Grandes pensadores, la Universidad brinda Universalidad, libertad de Cátedra, de Conciencia al que allí se protege y ofrece, en nuestro caso, una profesión, casi divina, cual es, la de Medicina. Dios hace al hombre perfecto y el Medico arregla, corrige muchas veces, lo que se deformó de la perfección primigenia.

Nosotros, en el momento de iniciar nuestra carrera y con posterioridad pudimos con honor contar con aragoneses, como hombres ilustres : R. Lozano Blesa, Lozano Mantecón, LA. Rioja Sanz, F. Solsona Motrel, R. Gómez Lus (medalla de Oro del Trabajo), que se formaron como nosotros.

Los profesores de nuestra Facultad, fueron buenos, bondadosos y cercanos. Resaltamos a José Escolar García, E. Recasens, R. Gómez Lus, R. Rey Ardid, A. Lorente Sanz (que nos obligó y enseñó a pensar en la enfermedad; del síntoma, la anamnesis y la exploración a la orientación diagnostica y diferencial y después al tratamiento). Inicio de la Radioterapia Oncológica con Dres. Marín Górriz y F. Solsona Motrel . El Dr. Lozano Blesa operaba, cirugía pulmonar, siempre difícil, en esos momentos, con anestesia que se estaba formando. En nuestros años solo hubo 18 Cátedras por curso y en el año 1997 ya había, 25. Las cátedras estaban cubiertas por Catedráticos y pocas, por Profesores Encargados. Hubo muchos profesores, M. Adjuntos y Ayudantes de Clases Prácticas (que así se denominaban). Tanto los Catedráticos como los ayudantes cobraban sueldos, se puede decir, de «miseria».

La buena aportación económica que se dedique a la enseñanza es importantísima, tanto como la capacidad intelectual de los alumnos, para situar a una Facultad en un alto puesto en el «ranking» del escalafón de méritos, de un centro de enseñanza. Son necesarios : Dinero e Inteligencia, en pocas palabras.

Vamos a hacer mención, como homenaje, a los todos los profesores que nos aportaron conocimientos, atenciones y dedicación, en las cátedras diversas:

Anatomía y Embriología humanas: Dr. Escolar García, Dr. Víctor Smith Agreda, Dr. José María Smith Agreda, Dr. Pedro Amat, Dr. René Torreguitart.
Fisiología y Bioquímica: Dr. A . Pie Jordá, Dr. Vicente Peg, Dr. Olivares Baqué, Dr. Víctor Alcalde, Dr. Armando Giner Soria, Dr. Isidro Carreras.
Histología y Anatomía Patológica: Dr. R. Martínez Pérez, Dr. G. García Julián, Dr. Val Calvete, Dr. A. Arraiza, Dr. Morales Asín, Dra. A. Martínez Tello.
Microbiología, Parasitología e Higiene y Sanidad: Dr. González Fusté, Dr. R. Gómez Lus Lafita, Dr. B. García Moya.
Psicología: Dr. Rey Ardid.
Patología General : Dr. G . Guillén Martínez. Dr. Serra, Dr. Muñoz Fernández, Dr. Gómez Puche, Dr. García Lisbona.
Farmacología: Dr. Mateo Tinao, Dr. Idoipe.
Terapéutica Física: Dr. Marín Górriz, Dr. F. Solsona Motrel, Dr. Castillo, Dr. Midón, Dr. Ascaso B.
Obstetricia y Ginecología: Dr. E. Recasens.
Dr. M. Sánchez, Dr. M. Horno Liria, Dr. Arcos de la Plaza, Dr. Gómez Calatayud, Dr. J. De Miguel, Dr. De la Varga.
Oftalmología: Dr. A. Palomar y Palomar, Dr. López Alfaro.
Patología Médica: Dr. F. Civeira Otermín, Dr. Pérez Gil, Dr. Aznar Cucalón, Dr. Aznar García, Dr. Suárez Palacios, Dr. P. Cía, Dra. M. Bescós.
Patología Quirúrgica: Dr. R. Lozano Blesa, Dr. Barco Gracia, Dr. Ríos, S. Ucar, Dr. G. Cimorra, Dr. J. Eiras, Dr. Baselga Mantecón, Dr. R. Lozano Mantecón.
Otorrinolaringología: Dr. Fairén Martínez, Dr. Lorente Valle, Dr. Marín Lorente.
Pediatría y Puericultura : Dr. A. Lorente Sanz, Dr. Tabuenca Oliver, Dr. Oroz Echevarría, Dr. Sarría Chueca, Dr. L. Boné S. Dr. A. Noailles P. , Dr. Luis Ros Lavín.
Dermatología: Dr. Azua Dochao, Dr. Marrón Gasea, Dr. Charro Martínez.
Medicina Legal y Psiquiatría: Dr. V. Pérez Argilés, Dr. Bastero Beriguiristain, Dr. González Fabregat, Dr. M. Tamparillas S.
Historia de la Medicina: Dr. Oliver Rubio.
Urología: Dr. F. Romero Aguirre, Dr. J. Escrivá Pla, Dr. Rioja Sanz, Dr. J. Sánchez.
(Probablemente se nos haya olvidado el nombre de algún profesor y sentimos no nombrarlos aquí, que quiere ser un pequeño homenaje).

Para mi, proveniente del Instituto Goya (segunda enseñanza) me pareció que la aplicación y dedicación al estudio de los componentes de los que eran mis compañeros de curso, eran excepcionalmente buenas. Otro grupo de alumnos provenientes de otros institutos y colegios de la ciudad y de otras regiones españolas eran empollones, estudiosos y serios; llenábamos todos los asientos de las bibliotecas completamente, todos los días. Tomábamos apuntes como posesos, en todas las asignaturas. La asistencia a las clases era casi total. La gente debía tomar asiento, hasta en los peldaños de las escaleras. Unos alumnos brillantes, por sus notas y por su actitud. Había, se palpaba, una competencia en el deseo de obtener buenas notas.

Otros, como nosotros (yo) estudiábamos sacando notas, medias o notables, pero gran cantidad de alumnos obtenían abundantes sobresalientes y matrículas de honor (alguna alumna sacó 21 Matriculas de Honor, un amigo cercano obtuvo, 11 Matriculas). Creo que eso fue una tónica muy general. !Como se les veía estudiar!. Era lógico. Yo, no daba para tanto éxito. Personalmente y por mi parte maliciosa/envidiosa, sentí cierto alivio cuando la «muerte igualatoria» (digámoslo así) vino a cercenar algunos expedientes
espléndidos, que pasaron de matrícula a notable; aquella igualación, era por la siega de cabezas que hubo, como casi todos los años, al paso de la «guadaña», la asignatura de Pediatría. Nos igualaron a casi todos.

Nuestro curso, por circunstancias de la vida, de la sociedad española, del desarrollo que tenía que llegar, estaba en el umbral, estaba mirando desde el barandal de una azotea desde donde se podía atisbar, vislumbrar, un esplendoroso futuro. Pero nosotros todavía no nos atrevíamos a saltar a la «arena» de las protestas y el deseo de la retirada del yugo de la opresión política, cultural, religiosa, etc.

El año de nuestro comienzo universitario se suprimió el SEU, sindicato de estudiantes universitarios. Se apreciaban sospechas de leve cambio político.
En la Facultad nuestra, yo no notaba ni pequeños cambios políticos. Los decanos daban una cierta permisividad, sociológica, para que se organizaran en las mismas aulas de la Facultad algunos festejos profanos, en los llamados «Pasos de Ecuador».

Allí en el Aula Magna, sobre la mesa sagrada de las clases se Anatomía (como escenario), se procedía al jolgorio, por la asistencia de cedidas «vedettes» del Oasis, sala se fiesta por antonomasia (que todavía existe), como Lili Palmer y otras famosas actrices. Estaba en su esplendor nuestra Carmen de Lirio que triunfaba, también en el Paralelo barcelonés. Había salas de Fiesta con cantantes famosos, algunos que se atrevían a salir del armario, que animaban la noche zaragozana. El Oasis, era un lugar donde nos desfogábamos, observando, sin tocar, a algunas bellas señoritas artistas. Hubo la valentía y acierto por parte de los organizadores, de invitar a cantar a dos iconos del adelanto de la libertad: Raimon y Paco Ibáñez, que actuaron en el Aula Magna, en una fiesta que allí se organizó, no sé porqué motivo (Raimon había debutado, nada menos que en «Lido» de París ).

El recato y las «buenas formas» hacía que algunos profesores, separaran a las chicas de los chicos en las clases donde se apagaba la luz para la proyección de diapositivas.

El turismo extranjero, inglés y alemán, nos traía noticias y adelantos de sus
sociedades mas avanzadas, en todos los sentidos. Nosotros, casi no percibíamos, los cambios que se aproximarían después. Algunas «carreras» delante de los «grises» (policías nacionales), se producían con temor, por algunos cambios políticos que se demandaban, por las facultades de Derecho y Filosofía del Campus de la Gran Vía. Nosotros creo que, no. Los prolegómenos del Mayo del 68 apenas se percibían en nuestra Facultad (todavía no había estallado, desde luego). No miramos debajo de los adoquines de París, para ver si debajo estaba el mar. Aquí si que hubiera sido bueno, traer el eslogan de: «prohibido prohibir».

Casi todo lo que nos parecía moderno y apetecible (sexo, sobre todo), era escaso y prohibido. El que no tuviera novia, que esperase a tenerla y quizá a esperar gozar, el día de la boda. Películas como la «Escapada» de D. Risi con V. Gassman y J. L. Trintignan y C. Spaak, nos traía frescor italiano, libertad y ensoñación.

Hablando de medicina:
En nuestra Facultad, en algunas cátedras se podían, notar algunos avances en: Cirugía y Oncológica Ginecológica con el inicio de la Radioterapia «in situ». Cirugía Pulmonar. Comienzo de la atención hacía la Medicina y Asistencia a las enfermos con discapacitación mental y física. Radioterapia y Ecografía. Cirugía Estereotáxica. Gammagrafía. Luego vendrían los buenos tiempos (nosotros no los disfrutamos en la carrera) del TAC, la RNM, las Angiografías. PET. La Neonatología la aportaban los Pediatras de la Casa Grande y de la Maternidad Provincial. La Especialidad de Anestesia y los Cuidados Intensivos, vinieron a continuación. Algún Respirador Artificial (se usaba en Cirugía del Dr. Lozano Blesa).

Los alumnos de nuestro curso, según se ha visto, se buscaron al vida, aprovechando la creación de múltiples hospitales públicos, en toda España, cada uno como pudo; pero se puede decir con orgullo, que innumerables hospitales se poblaron de Jefes de Servicio, Sección o M. Adjuntos, procedentes de nuestra Facultad y de nuestra «hornada». Algunos compañeros han sido catedráticos y decanos de algunas de nuestras facultades.
Los Hospitales públicos de Madrid: La Paz y Puerta de Hierro. Barcelona: Valle de Hebrón, San Pablo. Sevilla y Valencia, atrajeron el interés para formarse como especialistas, a muchos de nosotros. Algunos se formaron en Medicina para las Fuerzas Armadas en Madrid. Otros emigraron y completaron su formación en el extranjero. Creo que el alumnado de nuestro curso fue en general muy brillante.

Antes de despedirme de vosotros quisiera recordar la lucha a muerte entre Anteo (Gigante), hijo de Poseidón, y Gea (la Tierra) contra Hércules, adaptada a la Universidad. Cuando nos íbamos a despedir de todos los profesores el día de la Cena de nuestro fin de Carrera (hace ya estos cincuenta años que celebramos hoy) un profesor nos trajo la memoria la historia de Anteo. Apoyarse en Gea, tocar a Gea (en este caso la Universidad/ Facultad) cuando necesitásemos «consuelo» profesional. Hoy al no tener a Gea dispuesta, tenemos a los libros médicos, las revistas médicas, los apoyos de los compañeros y el moderno uso del Internet (Google), por ejemplo, como sustitutos de Gea, bien dispuestos a nuestro favor, en caso de «lucha» contra los casos de dificultad médica.

Creo al fin también, tantos años después, que la vida, nos ha sonreído.
Gracias por vuestra atención.

JULIO MELENDO GIMENO